martes, 18 de septiembre de 2012




En el ambiente del siglo V a de Cristo, en un momento en que todo era sometido a las normas de la razón, era proverbial la seguridad y el orgullo sofista en el poder del individuo y de su razón. El Sofista se considera un profesional, un sabio a nativitate. Considera el saber como el único remedio a los peligros de la existencia y aspira, por todo ello, a convertir el azar en destreza, a quedar por encima de los golpes de la fortuna. .
Pues bien, en relación con este ambiente y con este tipo de personaje, surge la figura de Sócrates manteniendo una posición no radicalmente opuesta sino 
diferente. Tales diferencias no fueron siempre bien comprendidas por sus contemporáneos, como lo demuestran los testimonios de Aristófanes en las Nubes o un mismo discípulo suyo, pero sofista en sus planteamientos, como fue.

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